De vuelta al hogar | ![]() | ![]() | ![]() |

La pregunta es ¿por qué vuelve? Porque él es inteligente, sabe que estando allá fuera, nada es seguro, a cada instante se juega la vida, y prefiere por lo tanto volver al lugar seguro, donde la comida nunca falta, techo y agua nunca escasean, pero sobre todo, es un ser amado, y es feliz.
Todos los dias, “Cocky”, un Cocker inglés y mascota de la familia, se ve envuelto en la misma situación, salir del hogar, distraerse, buscar algo que le satisfaga, para después volver. Pero nunca, se queda allá, hay ocasiones en las que tarda más tiempo de lo normal, pero al final, con la colita entre las patas, y moviendo las orejas con sentimiento de vergüenza por la tardanza, empuja el portón se dirige a la cocina, mira los ojos de su ama, le da la mano, da media vuelta y se va a su lugar favorito en el patio de la casa.

Es posible que este anécdota, no te haga pensar en la vida espiritu al, los seres hum anos n o somos mascotas para Dios, sin embargo las similitudes en esta situación me hacen reflexionar, en las muchas veces que actuamos peor que este ingenioso animal.
Dios, nos da todos los días y a cada momento, la oportunidad de elegir si queremos seguir con él, o irnos tras los placeres del mundo, Él que es un Dios de amor nos da libre elección, nos abre la puerta, no nos mantiene a su lado por obligación, pero sobre todo, siempre mantiene abierta esa puerta, para el día que decidamos volver.
Pero los seres humanos, nos comportamos de formas tan extrañas, que por más protección, seguridad, dicha, respeto, armonía, paz y tranquilidad, y sobre todo amor, preferimos mantenernos alejados del lugar seguro, y vagamos por el mundo disfrutando de los placeres que nos ofrece, de la inseguridad, de la ambición, avaricia, de los vicios, y de tantas cosas terrenales que nos hacen perder la vida eterna.
Y si bien es cierto que a veces no somos lo protagonistas de cada historia mundana, nos sentimos a gusto formando parte de ella, y poco a poco la espiritualidad que algún día nos caracterizó, se pierde, profanamos el nombre de Dios y echamos por tierra el bautismo que un día nos puso en armonía con el rey del universo.

“Tú eres linaje escogido, nación santa, pueblo adquirido por Dios… porque a mis ojos eres de gran estima, eres honorable y yo te amo... te puse nombre, mi eres tú”.
La decisión es ahora, toma las riendas de tu vida y vuelve a casa, recuerda que es mejor un día es sus atrios que mil fuera de ellos
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